jueves, 29 de marzo de 2012

WIRIKUTA: UNA CERTEZA DE VIDA



Hace poco más de un año me sorprendí mirando a Wirikuta. No ha sido fácil entenderla. Los wixaritari (huicholes), —cultura indígena asentada en la Sierra Madre Occidental—, dicen que Wirikuta es la matriz de la vida y la fertilidad, desierto sagrado donde se guarda y conserva la memoria del origen del Universo enraizada en las prácticas ancestrales del pueblo wixárika. Pilar fundamental que representa uno de los cinco rumbos del Universo que se dibujan en el tisikuri (ojo de dios), objeto ritual que sintetiza la geografía mítica que guía el caminar y las danzas de este pueblo.


Wirikuta es una extensión de 140 mil 211 hectáreas ubicadas en la Sierra de Catorce en el estado de San Luis Potosí. Territorio indígena que hoy está amenazado por las empresas transnacionales First Majestic Silver (FMS) y Minera Golondrina S.A. de C.V. (absorbida por Gold Corp) a las que el gobierno mexicano ha otorgado por lo menos 22 y 2 concesiones mineras respectivamente, que de ser ejecutadas, permitirán la devastación de más de 6 mil 700 hectáreas de este territorio declarado en 1994 Área Natural Protegida, Patrimonio Histórico y Cultural por el estado de San Luis Potosí y sumado en 1988 por la UNESCO a la red de los 14 sitios sagrados más importantes del mundo.


Wirikuta es para el pueblo wixarika una certeza de existencia, misma que hoy es puesta en peligro por la lógica extractivista y depredadora del capitalismo que, en complicidad con los gobiernos, este siglo XXI avanza a pasos agigantados en dirección a la apropiación de los recursos naturales y —acorde con sus prácticas— hacia la devastación de los territorios indígenas y al desquebrajamiento social que coloca a los sectores más marginados en lógicas desgastantes de sobrevivencia y que regatea a los pueblos el acceso a una vida digna.


Desde 1979, la Sierra de Catorce fue testigo del derrumbe heredado por más de 200 años de minería y por un aparente progreso que dejara —además de la hermosa arquitectura catorceña— ruinas y fracturas sociales, sumando un ecosistema devorado en sus recursos maderables por la actividad minera, que pudo mantenerse en pié gracias a los bosques de encino, álamo y mezquite que tapizaban esta región.


Hoy Wirikuta es un desierto con un ecosistema único en el mundo, donde se halla el sitio de anidación del águila real, símbolo de nuestro país; y que además concentra gran diversidad de cactáceas, la mayoría incluidas en la Norma Oficial Mexicana de Plantas Amenazadas y en Peligro de Extinción; así como flora y fauna endémica, como la planta del peyote (híkuri), que junto con el maíz y el venado forman una triada sagrada para el pueblo wixárika.


Además de las mineras, las agroindustrias acentadas en la zona del bajío del desierto también representan un peligro al ecosistema, dañado severamente en los procesos de acondicionamiento del terreno que arrasan con extensas áreas de vegetación. Sumado a esto, el método de “siembra de nubes” empleado para modificar el clima e impedir que la lluvia manche los jitomates, a partir de la liberación de una sustancia denominada yoduro de plata que provoca alteración en las partículas de las nubes, representa un crimen tratándose de una zona semidesértica donde el abastecimiento de agua de las comunidades depende de los mantos acuíferos y manantiales que se alimentan de la lluvia.


En el mes de octubre del año pasado la PROFEPA anunció la clausura de los trabajos de las tomateras, sin embargo, a la fecha estas empresas siguen operando ante los ojos disimulos del gobierno y avanzando en los trámites para que la SEMARNAT autorice el cambio de uso de suelo para la construcción de invernaderos en el municipio de Catorce, siendo el 5 de diciembre que la jitomatera, representada por Francisco M. Segovia Hernández (hermano del actual Presidente Municipal de Cedral), presentó la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que de ser autorizada permitiría que dichas empresas continuaran dañando de manera indiscriminada el ecosistema sirviéndose además de la atractiva mano de obra barata que brinda esta región.


La violación a los derechos del pueblo Wixárika queda explícita en las acciones negligentes del gobierno, que a través de instancias federales como la SEMARNAT o la Secretaría de Economía, otorga concesiones a diestra y siniestra sin procurar la mínima participación de los pueblos indígenas, violando su derecho a la consulta avalado en convenios internacionales, al no procurar un consentimiento “libre, pleno e informado” tal como lo exige en su art. 10 la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.


Sin contar con la MIA y haciendo caso omiso a las recomendaciones de James Anaya relator especial de la Organización de Naciones Unidas, asignado para atender el caso de Wirikuta, FMS sigue avanzando en los trabajos de exploración y compra de tierras en la zona ofreciendo a los ejidatarios mestizos 6 pesos por m2 a cambio de sus tierras, empleos temporales y por supuesto, un futuro incierto marcado por la migración y la creciente pobreza, ante la inminente devastación que acarrearía la reactivación minera.


Ni los convenios internacionales como el 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); ni la recomendación de la ONU emitida a través de su relator especial solicitando al gobierno mexicano la revisión del caso, ni tampoco la alerta roja por el posible impacto ambiental y en la salud de los pobladores, han sido suficientes para provocar la intervención eficaz del gobierno para cancelar todas la concesiones mineras en este territorio, tal como lo exige el pueblo wixárika entre sus demandas centrales.


No obstante, el gobierno ha volteado la cara a esta demanda urgente manifestada en tres oficios entregados a la Presidencia durante 2011, que en una de sus respuestas turnara el caso a la SEMARNAT, a la Secretaría de Economía, a la CDI; instituciones que tampoco han dado una respuesta positiva a las demandas.


“Siempre existe un triunfador, el sol, y un área de incertidumbre, la lucha…”


En su proceso de resistencia y ante la inoperancia del gobierno, el pueblo wixárika ha logrado dar respuestas de organización que dieron como resultado la formación del Consejo Regional Wixárika y del Frente en Defensa de Wirikuta Tamatsima Wa haa y juntos, el pueblo wixárika y la sociedad civil acompañada por artistas como Rubén Albarrán de Café Tacuba y El Roco de la Maldita Vecindad, han entrado en un proceso de lucha por la defensa de Wirikuta que caminó por el país al lado del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, en las Caravanas del Norte y del Sur.


Siguiendo su peregrina resistencia los días 26 y 27 de octubre de 2011 en la ciudad de México hicieron presencia 200 wixaritari que llegaron desde los estados de Jalisco, Durango y Nayarit, a la ciudad de México para exigirle a Felipe Calderón el cumplimiento de su palabra empeñada en el Pacto Hauxamanaka firmado en 2008 donde se compromete a proteger los sitios sagrados de los wixaritari.


Antes de la política, antes de la lucha ilusoria por el poder, antes de los intereses transnacionales, y antes de todo está Wirikuta, desierto que nos revela la pureza de la existencia; existencia libre de artificios que disfrazan la realidad y que la ocultan para negarla en el disimulo, el mismo que nos dice que Wirikuta entera junto con el pueblo wixárika pueden salvarse aunque su corazón sea minado.


Hoy los pueblos indígenas se enfrentan a un proceso de conquista interna. Esta guerra que los acecha viene a suplantar el proceso de exterminio y de imposición cultural iniciado en la Colonia, que ahora toma formas sutiles de acoso, nutridas por una política de indigenismo paternalista que hace ver a los pueblos originarios incompetentes para defender su cultura y sus territorios y que pone al frente de ellos instituciones como la CDI que en 2011 encabezara una medición exacta de los lugares sagrados en Wirikuta, que en los hechos permitiría legitimar la acción descuartizadora de cualquier empresa mineras.


El “retorno a la oscuridad” es una amenaza latente en la cosmovisión wixárika, éste como un momento primigeneo y de incertidumbre toma forma en las traiciones y amenazas que después de 519 años de agravios, siguen marcado a los pueblos indígenas. Sin embargo, las muestras de fortaleza y dignidad aún se hacen presentes en la memoria y en las luchas de los pueblos originarios que de Norte a Sur dibujan hoy el rostro de la resistencia en nuestro país. 




Otra nota que recomedamos leer: One world, one dream

DOS INTERESANTES NOTAS AL RESPECTO...

... DE WIRIKUTA.


El mundo sagrado de los huicholes entre la minería y los “Zetas”

El desierto de Wirikuta.


[El desierto de Wirikuta. Foto: Agustín del Castillo]





Real Bonanza: mina de la discordia
En espera de los permisos, la mina Real Bonanza cuenta actualmente con 50 trabajadores
[Dos visiones; arriba, Centro Ceremonial en El Quemado; abajo, instalaciones de First Majestic Silver en La Luz]
[Foto: Ariel Ojeda/El Universal]